El impacto económico y social causado por la COVID-19 se está agravando; pérdidas de puestos de trabajo, quiebras, el enorme impacto en la pequeña y media empresa, la contracción del PIB, cambios en el comportamiento del consumidor. Una serie de repercusiones que se hacen más evidentes a medida que la pandemia se prolonga. Para amortiguar el daño que esta situación está causando, a muchos países a introducir cambios que garanticen una transición justa y equitativa hacia una economía limpia. ¿Pero cómo? Mediante la revisión de la gobernanza, la protección social y el fomento de lo digital.
Desarrollo Económico
ú a medida que la COVID-19 y la crisis económica continúan propagándose, se proyecta que la cantidad de dinero que los trabajadores migrantes enviaran a casa (las remesas) disminuirá un 14 por ciento en 2021 en comparación con 2019. Los factores que impulsan esta disminución incluyen un débil crecimiento económico y bajo nivel de empleo en los países de acogida, la debilidad de los precios del petróleo, y la depreciación de las monedas de los países emisores de remesas frente al dólar estadounidense.
El advierte que, ante una profunda recesión mundial en medio de una pandemia aún no controlada, el mundo necesita una acción pública coordinada para asegurar una recuperación económica aceptable.
El 28 de mayo de 2020, Canadá, Jamaica y el Secretario General convocaron un Evento de Alto Nivel para unir fuerzas con Jefes de Estado y de Gobierno, organizaciones internacionales y otros socios clave a fin de buscar soluciones financieras ante la emergencia de la COVID-19. Ahora toca el momento de evaluar y actuar, por lo que el 29 de septiembre se llevará a cabo una reunión de seguimiento para considerar el menú de opciones políticas desarrolladas los últimos cuatro meses con la ambición de apoyar los esfuerzos de los Estados Miembros para responder y recuperarse de la actual crisis mundial.
La OMT celebra este año el tema "" en su Día Mundial del Turismo 2020. Y es que este sector puede ser un empleador líder para impulsar la recuperación en el medio rural.
La próxima fase de la a la crisis desatada por el COVID-19 está pensada para ayudar a los responsables de adoptar medidas a mirar más allá d
Por primera vez que se recuerde, se prevé que el crecimiento de Asia se contraiga un 1,6%, una revisión a la baja respecto de la proyección de crecimiento cero de abril. Las de la mayoría de los países de la región han empeorado debido al debilitamiento de las condiciones mundiales y al prolongamiento de las medidas de contención en varias economías emergentes.
Diversos países se preparan para salir del confinamiento y relanzar la actividad económica. Las políticas orientadas exclusivamente a la oferta no serán suficientes para garantizar la transición hacia la nueva normalidad. Hay que también fortalecer la demanda y dinamizar los mercados internos, además de atenuar la pérdida de empleos y de capacidades productivas de las empresas, sobre todo de las pymes. Este artículos presenta intervenciones posibles para transformar el sector en un motor de innovación y crecimiento.
Sin precedentes y de alcance mundial, la crisis afecta tanto a las economías avanzadas como las de los mercados emergentes, que estarán en recesión en 2020. La crisis del Gran Confinamiento es muy distinta a otras: ha asestado un golpe particularmente fuerte al sector de los servicios, la inflación en general ha caído, y los indicadores financieros divergen de la economía real. La recuperación está cargada de incertidumbre y una pieza clave será la producción y distribución de la vacuna.
Desde que se informó por primera vez del brote de COVID-19 en Wuhan, China, a fines de diciembre de 2019, la enfermedad se ha extendido a más de 200 países y territorios. Al no existir una vacuna o tratamiento eficaz, los gobiernos de todo el mundo han respondido aplicando medidas de contención y mitigación sin precedentes—. Esto, ha provocado grandes pérdidas económicas y una contracción de la actividad económica mundial. Pero, ¿han funcionado estas medidas?
Ante la crisis de COVID-19, el pide aprovechar la oportunidad para realizar cambios sustanciales a fin de proteger a los más vulnerables cuando inevitablemente ocurran futuras conmociones.
La naturaleza nos da las soluciones
Vivir en simbiosis con la naturaleza beneficia a la humanidad y al planeta. Un ejemplo es esta comunidad indígena de Borneo que cultiva Litsea cubeba, una planta endémica de la que extrae un aceite para producir jabón.
El Grupo Banco Mundial se ha comprometido a hacer todo lo posible para ayudar a los países a responder a la emergencia sanitaria, contener los daños económicos y comenzar a planificar la recuperación a largo plazo. Ha establecido un mecanismo de financiamiento rápido como parte de la respuesta frente al COVID-19, que ya está en marcha en más de 60 países.
Las familias se llevan la peor parte del COVID-19: deben asegurar el bienestar de la unidad, cuidar a los niños fuera de la escuela y, al mismo tiempo, continuar con sus responsabilidades laborales. El Día Internacional de las Familias, que se celebra el 15 de mayo, brinda la oportunidad de crear conciencia sobre los procesos sociales, económicos y demográficos que afectan a las familias. La celebración de este año, que se centra en "Familias en Desarrollo: Copenhague y Beijing + 25", pone de relieve la importancia de invertir en políticas que protejan a las familias más vulnerables.
Varios países de Asia y Europa, donde el brote de COVID-19 parece haber llegado a un pico, están reabriendo gradualmente sus economías. Al no existir una vacuna o un tratamiento eficaz, las autoridades tendrán que sopesar las ventajas de reanudar la actividad económica con el costo potencial de un repunte de las tasas de contagio. Se enfrentan a decisiones difíciles, en parte porque los costos de errar en un sentido o el otro podrían ser enormes. Dada esta situación, las autoridades están optando por un proceso gradual y secuenciado de reapertura.

