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Asistencia de emergencia en desastres

En los bosques secos de la Chiquitanía boliviana, mujeres como Seferina, Leonarda y Elizabeth transforman el dolor dejado por . Con apoyo de la OIM y sus socios, estas mujeres impulsan capacitaciones, brigadas y planes de evacuación. Antes relegadas, hoy son protagonistas en la gestión de emergencias, demostrando que la solidaridad y la preparación pueden convertir la pérdida en esperanza y respuesta comunitaria.

 

Inundaciones, ciclones e incendios forestales devastan comunidades enteras: desastres cuyo impacto está determinado por decisiones humanas: dónde construimos, cómo cultivamos y en qué invertimos nuestros recursos. Decisiones que, si no se planifican correctamente, desplazan familias, destruyen medios de vida y . Aun así, muchos gobiernos destinan menos del 1 % de sus presupuestos a la . La elección es clara: invertir en resiliencia o seguir pagando el precio de los desastres.

En los últimos 21 años, dos ciclones han devastado la escuela Orlando Nodarse, al oeste de Cuba: el Charley en 2004 y el Rafael en 2024. “Rafael pasó por la noche. Me dieron ganas de llorarâ€, confiesa Eduardo, su director. El ciclón se llevó el techo de ocho clases. Con fondos del , UNICEF y una brigada de constructores lograron para poder finalizar el curso escolar.

El Dr. Younis R. Awadallah y Fairuz Abuwarda, junto con sus equipos humanitarios, UNICEF y aliados, emprenden la misión más crucial de sus vidas: vacunar a 600.000 niños y niñas contra la polio en Gaza, en plena guerra. Una misión llevada a cabo bajo amenazas a la seguridad, desafíos logísticos y el acceso severamente restringido a servicios e infraestructuras de salud. Este documental es un testimonio no solo del impacto devastador del conflicto en la infancia, sino también de la resiliencia y valentía del personal humanitario que, desde primera línea, arriesga su vida para .

Muchas catástrofes, ya sean de origen humano o meteorológico, son imprevisibles. Sin embargo, cada vez es mayor el número de ellas que puede predecirse gracias a la mejora de los sistemas de alerta temprana, lo que ayuda a limitar el devastador impacto que tienen en las personas y las comunidades. Con meteorología extrema  y necesidades humanitarias disparadas, es vital garantizar al máximo cada dólar. La FAO promueve la para ayudar a las personas en situaciones vulnerables a prepararse y capear el temporal.


 

Teresa y Jonny, las inundaciones en El Oro, Ecuador, enfrentaron el desastre con valentía. El PMA brindó asistencia alimentaria a más de 40.000 personas en 17 cantones durante la catástrofe.

¿Cómo pueden los países prepararse mejor ante desastres causados por ciclones, terremotos e inundaciones? El Banco Mundial apoya la mediante el acceso a seguros contra riesgos catastróficos y la provisión de asistencia técnica.


 

Dalinda vive en la costa ecuatoriana con ocho miembros de su familia en una casa humilde sostenida con pilares de bambú. Un hogar que forma parte de los más de doscientos que, gracias a, pudieron prepararse antes de que llegaran a través de alertas meteorológicas y de ayuda en efectivo.

En 2023 y 2024, el Puerto de Acapulco fue dañado por los potentes huracanes y John. Para regenerar su patrimonio y economía, apoya a gestores culturales y artistas a reconstruir el tejido social de la ciudad. Para ello, entre otras muchas iniciativas, la organización imparte talleres comunitarios y culturales a cientos de personas en múltiples disciplinas.


 

A finales de 2024, más de 300.000 personas fueron afectadas por la en Honduras. "Desde que empezó a llover, sabíamos que el agua podría venir. Esta vez llegó tan rápido que apenas logramos sacar algunas cositas antes de que inundara la casa", cuenta María Regina. , junto al Gobierno hondureño, asistió a familias como la de Regina cuando más lo necesitaban.

Hace más de un año desde que el azotara en octubre de 2023 la ciudad mexicana de Acapulco, dejando una estela de destrucción y desplazamiento. da voz a Mauri y Eusebio, una pareja que perdió su hogar, pero que gracias a su lucha, resiliencia y al apoyo de la Organización, sale adelante.

El tsunami del Océano Ãndico en 2004 se cobró más de 227,000 vidas. Desde entonces, la Comisión Oceanográfica de UNESCO trabaja para comprender mejor estos fenómenos, preparar a poblaciones costeras y . “En minutos, ahora sabemos si un tsunami es inminente, y las comunidades tienen las herramientas para actuar. Este progreso ha salvado vidas,†cuenta Bernardo, Jefe de Resiliencia ante Tsunamis de UNESCO.

 

ACNUR trabaja intensamente en el Chocó, en la costa pacífica de Colombia, donde las recientes han afectado a más de 180.000 personas, en su mayoría indígenas y afrocolombianas.


 

Cuando el  azotó el Caribe a principios de julio, destrozó casas y derribó tendidos eléctricos. En Barbados, el sector pesquero fue devastado. Zonas de Jamaica se quedaron sin electricidad. En Granada, así como en San Vicente y las Granadinas, 60.000 personas necesitaron ayuda. En este último país, el PMA estableció, apoyado por sus socios regionales, para almacenar suministros alimentarios y equipos de respuesta. Además, donó camiones, carretillas elevadoras y refugios temporales en toda la región.

Las comunidades indígenas de Otuquis y San Matías en Bolivia gestionan los incendios forestales con técnicas ancestrales, ayudando a que la flora y la fauna se recuperen de estas catástrofes. Con el paso del tiempo, estos fuegos han ido aumentando en frecuencia e intensidad. Frente a esta creciente amenaza, el PNUD apoya a estas comunidades a reforzar y modernizar sus conocimientos tradicionales de prevención, preparación y